Ya hemos comentado las teorías del envejecimiento. La teoría más aceptada del envejecimiento dice que durante nuestra vida vamos acumulando daño en nuestro cuerpo y ese daño afecta al correcto funcionamiento de nuestros órganos y tejidos, Aparecen los síntomas cuando el daño se hace mas intenso y sobrepasa nuestros sistemas de reparación, cuanto más mayores somos, más daño se acumula y mas visibles son los síntomas. También explicaremos cómo combatir el envejecimiento.
Los síntomas del envejecimiento son evidentes, por fuera y por dentro.
Estrés oxidativo y envejecimiento.
Esta relación empezó en los años 50s cuando se asociaron los radicales libres de oxígeno con el daño acumulado en células por estrés oxidativo. Dicho daño se produce cuando el oxígeno necesario para realizar tareas metabólicas pierde el electrón que comparte con otro átomo de oxígeno quedando O+, este es un radica libre muy activo que atrae un protón del tejido circundante oxidándolo. Esa oxidación debe ser reparada y de no serlo empieza el daño que se va acumulando con la edad
Nuestro cuerpo combate este daño y lo hace a través de los famosos antioxidantes. Cuando el radical libre necesita atraer un electrón, en vez de quitárselo a nuestras células se lo va a quitar al antioxidante y de esta forma nuestro cuerpo queda intacto, no es casualidad que las personas mayores más sanas también gocen de mayor cantidad de antioxidantes en su cuerpo.
Aquí entran en juego esos alimentos tan recomendados por médicos y científicos, esos alimentos que se recomiendan a todas horas y que mejoran nuestra vida: esos alimentos son ricos en antioxidantes (entre otras virtudes). Ejemplos del poder de los antioxidantes y de su función combatiendo el envejecimiento y los síntomas: La vitamina E tiene el poder de prevenir enfermedades autoinmunes y el Alzheimer; la CoQ10 tan reconocida reduce el riesgo cardíaco; el licopeno para la próstata y el glutatión que es probablemente el antioxidante más importante
Inflamación
El daño descrito anteriormente no deja al cuerpo indiferente, el sistema inmune detecta el daño y se pone manos a la obra para defendernos de posibles agresiones. Podríamos decir que a veces nuestro sistema inmune utiliza una fuerza desproporcionada en su respuesta y el empleo de esa fuerza causa una inflamación en el tejido circundante al tejido dañado. El propio daño oxidativo puede dañar al sistema inmune y causar que este responda de incluso mas fuertemente y aumente la inflamación.
En ciertas ocasiones el remedio es peor que la enfermedad. La inflamación tiene un papel muy importante en enfermedades cardíacas y en enfermedades degenerativas: Alzheimer, diabetes tipo 2, hipertensión, cáncer, osteoporosis, artritis…
Hay varios marcadores para ver la inflamación interna del cuerpo, si se detectan niveles altos de inflamación es conveniente reducirla con alimentos ricos en omega-3 y fibra, deporte y pérdida de peso.
El desequilibrio hormonal
Los años pasa, cada día acumulamos un poco mas de daño debido a nuestro ritmo de vida: estrés, dietas pobres en nutrientes y ricas en grasa, la polución del aire, más estrés que nos quita el sueño reparador…
Pero dependiendo de donde acumulemos el daño vamos a tener un tipo de síntoma u otro pero ¿Qué pasa cuando el daño impide el correcto funcionamiento hormonal? Es importante entender el papel de las hormonas en nuestro cuerpo: nuestro cuerpo se informa a sí mismo por medio de señales eléctricas (impulsos nerviosos, las neuronas) y por señales químicas (hormonas) estas hormonas recorren el cuerpo por el torrente sanguíneo y van informando a todos nuestros órganos y dando instrucciones de qué hay que hacer.
Por eso son tan importantes en el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo, cuando estas señales se empiezan a perder, también se pierden las respuestas que originan.
Hay muchas hormonas en nuestro cuerpo que regulan multitud de respuestas, algunas de ellas se están empezando a conocer ahora, otras ya se conocen pero aún no se sabe como regularlas, por suerte hay muchas que han sido ampliamente estudiadas y disponemos del conocimiento y de la tecnología para utilizarlas en nuestro propio beneficio en lo que se conoce como terapia de reemplazo hormonal bioidéntico y también somos conscientes de los posibles efectos secundarios lo que nos permite hacer un seguimiento correcto para no correr riesgos innecesarios.
Tipos de Hormonas
Algunas de las hormonas que se pueden medir y cuya función es conocida son las siguientes:
- Cortisol: es la hormona del estrés, produce durante la reacción de lucha y huida de nuestro cuerpo y se encarga de aumentar la glucosa en sangre y convertir los ácidos grasos en energía, además suprime al sistema inmune, es decir, se encarga de aumentar mucho la energía disponible en nuestro cuerpo para producir la huida en caso de necesidad
- Cuando el estrés dura mucho tiempo seguido, el cuerpo se acostumbra al cortisol y deja de responder a él, esto lleva a la fatiga crónica.
- DHEA: Controla la síntesis y liberación de todas las hormonas androgénicas del cuerpo. Es la hormona más abundante en la sangre y su función es esencial (¡Es la señal que activa la liberación de señales!) Está relacionada con la sensación general de bienestar, con el buen carácter y se ha demostrado que sus niveles son bajos en pacientes con enfermedades autoinmunes y es neuroprotector.
- Hormonas tiroideas: su función de regulación del metabolismo está bien estudiada. Aumentan el metabolismo basal de todas las células de nuestro cuerpo lo que hace que se gaste más energía y se acumule menos grasa, incrementa la frecuencia cardíaca, es esencial en el desarrollo del cerebro, regula el metabolismo óseo…
- Testosterona: La hormona androgénica por excelencia. Su déficit está asociado a una pérdida de masa muscular, acumulación de grasa, disminución de las capacidades cerebrales, disfunción eréctil, aparición del síndrome metabólico… Aunque tradicionalmente se ha asociado a los hombres, esta hormona también se encuentra en mujeres en niveles más bajos (aproximadamente 10 veces menos).
- Estrógenos: los estrógenos se mantienen normales durante toda la vida reproductiva de la mujer y su producción disminuye drásticamente tras la menopausia. Esta hormona está asociada a casi todos los síntomas de la menopausia de las mujeres como son los síntomas vasomotores (los sofocos), cambios en el tracto vaginal y urinario, pérdida de libido, osteoporosis, enfermedades cardiovasculares…
- Progesterona: esta hormona es propia de las mujeres. Limita los efectos proliferativos de los estrógenos, también es un diurético natural, controla la ansiedad y mejora la duración y conciliación del sueño entre otras cosas.
Como vemos, las hormonas controlan multitud de procesos en nuestro cuerpo, mantener el equilibro hormonal es esencial ya que las hormonas también se regulan entre ellas y cuando empieza a fallar los niveles de una hormona el resto se ve afectado y empieza un círculo vicioso. Por ello, recomendamos que se analicen los niveles hormonales cuando haya síntomas para descartar o tratar el desequilibrio e impedir que se produzca daño, de esta forma ralentizaremos el envejecimiento y sus síntomas. En esta especialidad tenemos a la doctora Rebeca García como especialista en tratamientos hormonales.
